En los últimos meses, navegar por redes sociales era toparse con esta pregunta muy seguido. Esta pregunta fue tan recurrente, como los casos de corrupción que se presentaban en los medios cada semana. Parecía que vivíamos en una serie de televisión. Me tenía entre despechado e indignado. He de confesar que llegué a hacerme esta pregunta a mis adentros. Confieso que la rabia por mi desconfianza en el sistema judicial ecuatoriano me hacía pensar en los peores castigos para los protagonistas de estas historias de la corrupción.
Y no solo eso. Mis dudas se hacían eco en miles de comentarios que pedían la cabeza -algunos literalmente- de los supuestos corruptos. ¡Pero si ahí están las pruebas! le grité alguna vez frustrado al televisor, mientras veía cómo desfilaban, uno tras otro, por las cámaras de los noticieros hacia la Policía Judicial. Pero en el fondo sabía que no era tan sencillo, que no puede ir todo mundo preso.
Con la cabeza más fría, consulté con el abogado Javier Almeida y con Juan Fernando Calderón mi inquietud. Ellos podrían responder por qué nadie está en la cárcel, si según la cadena que me reenvió mi tía por Whatsapp, todos son evidentemente culpables. En este punto, debo agregar que es increíble lo mucho que la sociedad desconoce de las leyes que los gobiernan, sobre todo de nuestra Constitución. Por esta razón, es fácil salir y pedir la horca para todos los corruptos, cadena perpetua para todos, desde el tipo que se te mete en la fila del banco, hasta el político que se roba millones de dólares. Insisto, una vez más, no es tan sencillo.
Vamos por partes. Entendamos que el Estado tiene potestad jurisdiccional. Esto quiere decir que el Estado puede juzgar y hacer cumplir lo juzgado. La Constitución tiene una serie de pautas que indican cómo debe realizarse un proceso. Encontramos que todos tenemos una serie de derechos y obligaciones que deben ser cumplidos. Siendo más específico, el artículo 76 de la Constitución habla justamente de una frase conocida por todos y que a nuestros amigos abogados les encanta repetir: el debido proceso.
Aquí empieza el primer punto que responde a la pregunta del título. En los medios y en redes sociales vemos que se repiten mucho algunos términos jurídicos que la gente replica sin entender qué quiere decir o de dónde salieron. Entonces, ahora sabemos que el debido proceso es la serie de garantías que brinda la Constitución en todo proceso que se determinen derechos y obligaciones. Luego, en este mismo artículo, se habla de la presunción de inocencia. Quiero ser enfático: toda persona persona es INOCENTE mientras no se declare su responsabilidad a través de una resolución firme o sentencia ejecutoriada. Recuerden que no lo digo yo, lo dice la Constitución.
Ahora me dirán: Sí, pero ¿a la gente la detienen y luego están libre al día siguiente? ¿por qué les ponen grillete o hacen que se presenten en los juzgados, en vez de encerrarlos de por vida? Pues porque nuestra Constitución, en el artículo 77, dice aunque me caiga muy mal una persona X que ha cometido un delito y se crea que se lo merece, la privación de libertad es una medida excepcional. Aquí el Código Orgánico Integral Penal, en su artículo 3, dice que la intervención penal es el último recurso, guardando coherencia con la Constitución.
Como segundo punto, que considero importante explicar, es el tema de la orden de prisión con fines investigativos. Otro término muy común de los últimos meses. Por orden de un fiscal, un juez puede ordenar la detención de una persona con fines investigativos. Es importante entender que este tipo de detenciones no pueden durar más de 24 horas, según el artículo 532 de Código Orgánico Integral Penal.
Una vez que entendemos estos conceptos, la respuesta a ¿por qué no están presos? es bastante simple. Porque la justicia ecuatoriana está basada en procesos, que implican derechos y obligaciones que deben cumplirse y que están garantizadas en nuestra Constitución. Más allá de la opinión personal de si este sistema funciona o es el correcto, hay que darle importancia a aprender cómo funcionan las leyes y normas que nos rigen, que la justicia social, por más buenas intenciones que tenga, es más compleja que desearle una vida de encierro a cualquiera que se lo merezca o no. Sobre todo porque en algún momento podemos estar del otro lado.
Para cerrar, solo me queda un cabo suelto: La parte política del asunto. En canales oficiales y otros medios de comunicación hemos visto que detienen a uno y otro, que ordenan captura de otros cuantos. ¡Bravo! exclama la gente. El tema de las detenciones se ha convertido un arma política y un show mediático en los últimos 13 años. Que desde cuentas oficiales y medios se anuncie con bombos y platillos que el corrupto más corrupto y el mafioso más mafioso han sido detenidos, para que al día siguiente sigan libres, es más un show que cualquier otra cosa. Ahora lo sé. Para algunos: gracias a la Constitución, para otros, por culpa de esta: No es tan fácil que todos vayan presos.
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